noviembre 22, 2019


Ficha técnica: MOMMY, Canadá, 2014.

Dirección: Xavier Dolan

Guion: Xavier Dolan

Producción: Coproducción Canadá-Francia; Metafilms

Fotografía: André Turpin

Música: Eduardo Noya

Reparto: Anne Dorval, Antoine-Olivier Pilon, Suzanne Clément, Alexandre Goyette, Patrick Huard

Genero: Drama | Familia. Distopía. Adolescencia

Duracion: 139 minutos


Bocanada

Sinopsis: “En una Canada ficticia, el gobierno de turno sanciona una ley que estipula que el padre de un chico con problemas de comportamiento puede, en situación de apuro financiero o de peligro físico y/o psicológico, valerse del derecho moral y legal de confiar a su hijo a cualquier hospital público, sin el debido proceso. Mommy relata la historia de Diane “Die” Després, de su hijo Steve quien sufre de un trastorno por déficit de atención; y de Kyla, su vecina. Este triángulo atravesaran dicotomías de amor/odio, gritos y silencios.”.

Steve sufre TDAH, hiperactividad y un indiscutible Edipo. Mantiene una relación problemática con su madre, donde los momentos de violencia son varios, pero que comenzaran a apaciguarse de la mano de la intervención de su vecina. Kyla se encuentra atravesando un año sabático tras la pérdida de su hijo y a razón de un tartamudeo intenso que le impide desempeñarse en su trabajo. Es profesora de secundario, y se encargará de Steve a nivel educacional, ya que ha sido expulsado de su instituto luego de ocasionar un incendio. 

Mommy está filmada en un formato 1:1, un formato cuadrado; quedando así centrada en la pantalla e impidiendo al espectador posicionar su vista más allá de los personajes. Porque Mommy es eso, sus personajes. Tres protagonistas que luchan entre ellos y con ellos mismos, y en el transcurso intentan romper con esas cadenas. El formato en que esta filmada ocasiona sensaciones de sofocamiento por momentos y la luz cálida que tiene todo el film nos otorga cierta esperanza. Es una película que trata temáticas oscuras, crudas y hasta tabúes. Y sin embargo, la fotografía, la elección de sus planos y la luz nos llevan a sentirlo todo de una forma más apacible. Es la sensación de oportunidad ante lo que parece imposible. 

En Mommy se aprecia plenamente el uso del sonido. La música no es solamente el “soundtrack” sino que juega un papel crucial en la historia de los personajes, acompañando y envolviéndonos al compás de las sensaciones. Tal es su importancia que una escena comienza luego de una charla que mantienen Steve y Kyla en la que él promete ser un mejor estudiante, al terminar la charla gesticula una tos y comienza a sonar la tan mítica canción de Oasis, Wonderwall. La escena está armada a través del montaje para ir y venir en el tiempo, demostrándonos como gracias a los buenos días que ellos están teniendo, pueden finalmente disfrutar de una situación relajada y sin estrés. 

En cierto punto de la película las cosas parecen comenzar a mejorar: Die consigue empleo, y Steve y Kyla llevan adelante una relación positiva de alumno/profesor. Las cosas hasta este momento y por primera vez parecen cambiar para bien. Y es exactamente en ese momento específico de la película que el plano se abre por primera vez. 

Mientras que la voz de Liam Gallagher suena de fondo: “Today is gonna be the day. That they're gonna throw it back to you” Steve mira a la cámara rompiendo con la cuarta pared, y es él quien con sus manos abre literalmente el plano. No es solamente la primera vez que el plano se abre y la pantalla queda por completa ocupada por la secuencia de imágenes, sino que también es la primera vez que uno como espectador es capaz de respirar. Al abrirse ese plano uno siente que está tomando una gran bocanada de oxígeno. Esa es la sensación, eso es lo que hay más allá. 

Nada de lo sucedido en Mommy es coincidencia, todo está meticulosamente pensado y diagramado para que acompañen y creen en uno las sensaciones que transitan los personajes. Las recursos cinematograficos utilizados tienen un peso simbólico indiscutible: El encierro y la libertad.


junio 30, 2015

Existencia

Tengo un presente continuo, tengo el misterio de longitud de mi tiempo, y tengo un lado idealista.
Tengo una vida, vive como puede, tiene un futuro que aun no llega y lo incierto de cualquier certeza.
Una suerte de "nada es tan malo", nos toca con levedad y apacigua los miedos.
Las memorias no escritas son el dolor previo a la derrota de un pesimista, pero el dolor es tibio, e intentar divisarlo solo lo disipa mas.
Un día pensé ¿y si todo se termina antes de lo que esperaba? no pasaría nada, la oscuridad se encargaría de llevarnos al mundo de los ateos. El abismo inerte nos apagaría a todos y en el silencio, ya no se pensaría, ni se sufriría, ni se reiría mas. La felicidad brillaría por su ausencia así como también la tristeza.
Así de aburrida considero a la muerte, pero el agnosticismo no es lo mio, ni tampoco el cristianismo medieval.
Dudo que encuentre, haga o resuelva todo lo que espero de esta vida. Pero, aun así algo queda; ¿qué pasa con esos momentos que te hacen recordar como es sentirse bien? lo mas parecido a la felicidad. 
Quizá una charla interesante, inesperada, que te deja con un gusto ameno y cierta comodidad. O una película que te hace sentir tantas cosas en 2 horas que solo puede ser llamada arte.O incluso un lugar, que por alguna razón te genere algo que no encontraste otro día, o la mayoría de los días. 
Sensaciones que solo aparecen de vez en cuando porque tiene que ser así, porque la espera y lo esporádico de sus apariciones las convierten en algo mas gratificante.
Yo creo que de eso se trata, de lo grande pero también de esto, de lo épico con que la simpleza puede trascender, puede hacerte sentir bien. 
Perdono a la felicidad el hecho de que no perdure, que no sea constante ni eterna, lo hice hace tiempo cuando descubrí que no llegaba. Entonces cada efímera saciedad es un punto que suma, soportando la monotonía o la ambigüedad, los altibajos, de la dificultad o el vació de existir. 
Pero como la reflexión también es de momento, y como buena pesimista preveo; antes de terminar de escribir esto, estoy viendome en el final nuevamente culpándola, de la monotonía y la ambigüedad, de los altibajos del vacio y la dificultad y de perderme cuando ella esta lejos y encontrarme cuando la veo llegar.

abril 11, 2015

Relato de un otoño mental

Es difícil de explicar, el por qué de tu sonrisa desdibujada. Cuando la tarde se esconde. Cuando mi figura para vos, ya no es la misma. Cuando no puedo  abrazarte a pesar del frió, al verte estremecer. Cuando el vapor de tu aliento se hace visible y la oscuridad va despertando. Cuando esa mirada que en el pasado alguna vez conocí, me avisa que ya no es lo mismo, y la melancolía de una canción en mi ipod me lleva a un lugar mas confortable, adonde me refugio de mi mismo. Donde sentados en la misma plaza, en una época que se nos escapó, el sol a contraluz contorneaba tu perfil, y una sonrisa desinteresada pero presente significaba que todo estaba bien. La soledad era algo para compartir juntos, y no estas agujas que me calan los huesos y me perforan profundidades que desconocía tener.
La batería de mi ipod se acabó. Ahora escucho la musicalidad lúgubre del momento real, al lado de un cuerpo estático, de labios partidos que me repele como el antagónico lado gemelo de un imán. Intento acercarme pero, con sinceridad, no puedo. 
Un viaje retrospectivo que nos devolviese a ese lugar seria mas fácil. No tendría que maniobrar una forma menos drástica de expresar lo que estoy sintiendo; que tal vez, en este momento, lo que mas me incomoda no es la imposibilidad de volver al punto cúspide, casi idílico; si no ver mi propio ego resquebrajado por las sombras que se están acercando, que la culpa no me invade pero el pesar, de no ser quien yo creía, sí. El pesar de la promesa rota, de la desviación por mis instintos incontrolables. 
Quizá nunca fuiste quien yo creía que eras, y te envolví en papel de caramelo jugando al romance, porque me gusto la primera pizca de ese dulzor que estaba necesitando. O quizá yo no soy el tipo de persona que no daña, pero como no hacerlo? como verme forzado a no ejercer lo que me nace. 
Callada me observas como si fuese tu enemigo, y el silencio me aturde en un tornado de cosas que no estamos diciendo. El reloj avanza pero no nos vamos. 
Cuando te di la espalda y comencé a trazar un camino paralelo, me sentía libre. Mis gestos tratan de mentir, en vano, tu mirada ya desnudó lo que estoy pensando. Pero aun no nos vamos. 
Esbozo explicaciones ambiguas, que se esfuman antes de ser coherentes. Retorno a mi mismo ¿Por que te di la espalda? ¿Como llegamos a esto? ¿Como llegue acá?
Involuntariamente, en mi mente hay un caso de detectives que se ensaña  por descubrir un culpable. 
Todo apunta a que soy un desalmado sin escrúpulos, y tu rol es la victima de este desastre.
Vos querías lealtad sin mucho esfuerzo, yo hubiese querido nunca haber caído en esta pérdida de identidad donde me corroen preguntas retorcidas. Y aunque tu llanto acapare la escena, en algún momento de todo esto, yo me perdí a mí hace tiempo.

Martin Piroyanski

Me di cuenta que le doy a cualquier cosa que tenga una mente brillante, pero eso nisiquiera se consumaria porque me inhibe la gente brillante, o sea que nunca voy a poder estar con una persona que admire porque no me siento a la altura, y este es el circulo vicioso del amor platónico (y mis problemas mentales).

No pude dormir la siesta

No sabia si era debido, siquiera si estaba en sus cabales.
No sabia si su forma de sentir era correcta. Concretamente no le pasaba nada.
De qué se trataba eso de concebir mezcla de cansancio y amargura y no poder desplomarse entre las sabanas con afán de no existir un rato. De qué se trataba eso de ahondar en el inconsciente e inundarse de audiovisuales absurdos, mas aun que los cortos que solía mirar, y verlos ir de la mano con emociones oscuras de proveniencia dudosa. Sinceramente: nada. 
Insatisfecha, recorre memorias, situaciones hipotéticas, sueños entrelazados, un mundo entero desde su cama; abre los ojos, y mira el techo de madera que cruje y no pasa nada. Nunca pudo desvanecerse, ni por un rato. No funcionó. 
Que es lo que pasa cuando no hay nombre especifico, cuando estas sumido en todo eso que no podes ni sabes como decodificar? es todo y es nada. 
-Que te pasa?
Me pasa tanto que no entenderias, porque siento de una manera tan honda que no creerias que es normal. 
-No me pasa nada, no te preocupes.
"Nada" es eso que corrompe cuando el silencio te aturde y no te deja dormir. Es cada porcion de tu vida homogeneizada y hecha un ente que se superpone. Te obliga, te manda, pero no entendes bien que dice. Una voz vaga que ayuda a la incertidumbre. 
-Creo que necesito cigarrillos
Se presenta, es un ser cuasi maligno. Algo no esta bien, se presentó, molesta. Nada es ella, él, son todos y todo. Expectativas no alcanzadas, su implícita disputa con esa persona, ganas y mas ganas de construir y quedarse degustando ceniza. Sabor a nada, insípido y no llena. 
Comprende que escribir o descifrar la vida de gente inspiradora, no la hace salir de su casa. Comprende que las ganas no hacen a la voluntad y los impedimentos se magnifican cuando tuviste un poco de miedo y lo dejaste entrar, le serviste una taza de café y se quedaron charlando el resto de la noche.
Miedo es quien corrompe a la nada. La insoslayable relación simbiotica entre el miedo y todo lo existente, concluye en nada. Y juega de manera tacita. El miedo interfiere. Y sos solo vos.